Informa-tico.com 10 de octubre 2005

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Cali Rivera: Artista circular, regido por elementos vitales

    © Informa-tico.com - Ana Beatríz Fernández, informa-tico.com, fotos por Julia Ardón
    Cali Rivera tiene ojos enormes y diáfanos, azules con vetas verdes y amarillas semejantes a los cielos crepusculares de verano que, sin embargo, esa tarde de nuestro diálogo en Tres Ríos estaba cargado de nubes prolongadas al punto de casi invadir el Taller del Artista, el taller de este artista plástico de 37 años.
    Pintor costarricense Cali Rivera
    El lugar es una gran instalación, que además alberga un café restaurante bar y un activo taller. Pero en su génesis fue un laboratorio dedicado a convocar y reunir a su dueño y a muchos artistas para crear y exponer. El sueño se gestó a lo largo de 10 años, construyéndose orgánicamente, de a poquitos pero con paciencia, con el alma y el corazón arando arte.

Círculo de elementos regentes

Cali es un círculo -¿o una espiral?- de fuego, aire, tierra y agua. Él personifica estos cuatro elementos, por los cuales se ha regido para erigir su vocación plástica, cuales puntos cardinales o una rosa del viento personal. Guiado por principios espirituales pero a la vez cotidianos y terrenales, Cali edificó su espacio vital, su guarida, su santuario, vistiéndolo a través de su propuesta artística a modo de una galería propia, íntima.

El Taller del artista, entonces, desnuda a los ojos del visitante la visión de mundo de su dueño. Si esta conclusión es asertiva, cualquiera podría afirmar, si temor a equivocarse, que Cali es ecléctico, generoso, sensual, abierto y profundo, sin miedos ni amenazante, más bien cálido. Y así es.

Pero a la vez tiene secretos, recodos, pasajes escondidos en los surcos marcados a fuerza de una espléndida sonrisa que irradia una grácil sustancia de niño. Por eso resulta tan interesante deambular por el espacio y detenerse a escudriñar los rincones, el techo, las paredes, las mesas, las sillas, y la gravidez misma del aire, para investigar, imaginarse, sorprenderse, dejarse seducir.

Antes del Taller

En el período que funcionó únicamente como un estudio, Cali parió tres proyectos de gran significación para él y concibió varias exposiciones colectivas.

Primero, de su propia autoría, estuvo Detrás de la ventana (1999-2000), una serie de cuadros figurativos inspirados por la mujer, cuyo elemento regente fue la tierra en su dimensión sagrada.

Luego llegó Padre nuestro que estás en el cielo, creado en calidad de invitado especial del Festival de las Artes y cuya propuesta se centró en la utilización de dispensadores de gasolina intervenidos con resina y otros elementos. La instalación fue un homenaje póstumo a su padre.

Le siguió Plegaria (2001) de Cali también, inspirada en la filosofía cristiana y el poder de la oración, en la que una instalación de candelitas encendidas por el mismo público, era el centro gravitacional de la propuesta, junto a obras de gran formato. Esta exposición, que se nutrió del elemento fuego, ocupó una parte de la Galería Nacional del Museo de los Niños.

Justo antes de la apertura de El Taller del Artista en su nueva dimensión, en el 2003, Cali creó Banderas de oración alimentada por el elemento aire: nueve banderas de nueve metros cada una, intervenidas con pintura, objetos, semillas, y textiles autóctonos costarricenses, entre otros materiales. Los escenarios de estos tótems de tela fueron varios parques, entre ellos, el Central de Cartago.

En cuanto a las colectivas, en su afán por sumar y sumar más que restar armó en el 2001: Zoológico abierto, Aquelarre: Testimonio de mujer, Octubre Tres de artistas jóvenes; y en el 2002, montó Los ángeles de Laverno.

Ambientación circular

Finalmente, para inaugurar El Taller del Artista colmó el espacio de una instalación total titulada Transmutación.

En este ámbito, Cali tiene expuestas cinco enormes banderas de telas de diferentes colores, cada una en representación de los continentes, intervenidas con objetos varios. Esta obra se titula Globalización (2003) y su elemento regente es el aire. Porque a las banderas las mece el viento, y para los tibetanos cuando la brisa las mueve le llega una oración a Dios.

Con ese mismo sentido recreó las típicas banderitas tibetanas que a manera de tendedero popular son colgadas con mensajes de los clientes, quienes seducidos por la propuesta interactiva de jugar con un pedazo de papel y un lapiz o un crayón o lo que sea, dejen su huella impresa.

También retomó la obra Padre nuestro que estás.... y la suspendió en el aire para asombro de los curiosos; además tiene expuestos una serie de 18 cuadros creados en los últimos cinco años, producto de su investigación en técnicas mixtas.

Para el 2006 conjura un espacio en el cual el elemento agua regirá las obras que ahí se presenten. En un piscina circular rodeada de densa vegetación y con una isla en el centro, asumirá el riesgo de desarrollar proyectos en los que intervengan diversas manifestaciones artísticas como la música coral, orquestal, y popular, el teatro, la danza, etc, cual templo al cual será convidado el público para participar activamente en el ritual del arte.

Cotidianidad del taller

Hoy por hoy, El Taller del Artista de Cali Rivera presenta algunas noches de la semana música de varios géneros, teatro, danza, lectura de poesía, y otras propuestas, mientras los clientes pueden degustar desde café preparado en diversas e imaginativas formas hasta vino, cerveza y cócteles, y una variedad de platillos que en conjunto proveen una experiencia muy gratificante al comensal.

Y no se sorprenda -¡o mejor sí!- si un joven mesero le sirve una enorme copa de sabroso vino y al mismo tiempo desaparece objetos o adivina cartas, entre otros asombrosos trucos.

Al Taller del Artista se llega siguiendo por la carretera vieja de San José a Tres Ríos. 250 metros al oeste del cementerio. Tel: 278-3594

 

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